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domingo, 12 de marzo de 2017
jueves, 2 de marzo de 2017
LOS MISERABLES EDICIÓN AÑO 2017
lOS MISERABLES (EDICIÓN COMPLETA)
VICTOR HUGO , EDITADO POR PUBLIGRAFICA, 2017
DATOS DEL LIBRO
- Nº de páginas: 404 págs.
- Encuadernación: Tapa blanda
- Editorial: PUBLIGRAFICA
- Lengua: CASTELLANO
RESUMEN DEL LIBRO
Los miserables (título original en francés: Les misérables) es una novela del político, poeta y escritor francés Victor Hugo publicada en 1862, considerada como una de las obras más conocidas del siglo XIX. La novela, de estilo romántico, plantea a través de su argumento un razonamiento sobre el bien y el mal, sobre la ley, la política, la ética, la justicia y la religión. El autor confesó que se había inspirado en Vidocq, criminal francés que se redimió y acabó inaugurando la Policía Nacional francesa, para crear a los dos protagonistas y que la historia de su país le había inspirado para situar el contexto histórico: por ello, los personajes viven la Rebelión de junio (1832) y los posteriores cambios políticos. Además, el autor analiza los estereotipos de aquel momento y muestra su oposición a la pena de muerte. En su núcleo, al fin, la novela sirve como una defensa de los oprimidos sea cual sea el lugar o situación sociohistórica que vivan.
jueves, 9 de febrero de 2017
Sillas de seguridad para niños
Modificación a la Ley de Tránsito: Niños menores de 12 años deberán trasladarse en el asiento trasero
El Ministerio de Transportes apoyó la iniciativa legal parlamentaria de ampliar la edad de traslado de niños en la parte posterior del vehículo. Antes era hasta los 8 años de edad, ahora será hasta los 12. La medida entra en vigencia este miércoles 16 de marzo.
¿Cuáles son las modificaciones a la ley que debo tener en cuenta?
- Los niños no podrán viajar en los asientos delanteros antes de los 12 años de edad.
- Actualmente la Ley de Tránsito indica que los niños deben ir en sillas especiales para ellos (sistemas de retención infantil) hasta los 4 años. Con la modificación, la edad de uso de estos sistemas se amplía a niños menores de 9 años.
- También se debe considerar una nueva variable, la de peso y talla. Si el menor mide 135 centímetros o más, y pesa 33 kilogramos o más, no necesariamente debe viajar usando un Sistema de Retención Infantil.
¿Cuál es la multa a la que me expongo?
El traslado de niños en el asiento delantero antes de los 12 años será considerado una falta gravísima, lo que significará una multa de 1,5 hasta 3 UTM (entre $67.700 y $135.500, aproximadamente) y suspensión de licencia entre 5 y 45 días.
¿Cuándo entran en vigencia estas medidas?
- A partir de este miércoles 16 de marzo, los niños de hasta 12 años deberán trasladarse en el asiento trasero de los vehículos livianos.
- La obligatoriedad de traslado de niños en sistemas de retención infantil (SRI) en los asientos traseros, menores de 9 años, entrará en vigencia a partir de 2017.
¿Esta obligación rige para el transporte público y escolar?
No, esta obligación no rige para este tipo de transportes.
¿Cuál es el sistema de retención infantil más adecuado para mi hijo?
El que considera la edad, el peso y altura del niño. Además, debe estar anclado correctamente al vehículo.
¿Todos las sillas para niños se instalan de la misma manera?
No. La instalación deber considerar las características del menor (talla, peso, edad) y las indicaciones fabricante. Además, si éstos se instalan mirando hacia atrás o hacia adelante de acuerdo al sentido de la marcha. La recomendación es que los niños menores de 2 años vayan mirando siempre hacia atrás.
¿Existen sistemas de retención infantil para niños mayores de ocho años?
Es muy recomendable que los niños se trasladen en butacas, porque este tipo de sistemas permite la protección de la columna y cabeza. Así se evita que el menor golpee su cuerpo contra la carrocería del vehículo en el caso de un impacto lateral. Los alzadores -por su parte- no permiten ese tipo de protección, ya que solo están diseñados para “levantar” al niño. Eso sí, ayudan a que el cinturón de seguridad quede bien ajustado.
¿Dónde puedo obtener más información acerca del traslado seguro de niños?
lunes, 24 de octubre de 2016
El Anticristo Nietzsche
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El Anticristo Nietzsche
El nombre Anticristo, en la teología y escatología cristianas, se refiere a una figura que cumpliría con las profecías bíblicas concernientes al antagonista de Cristo. El uso de la palabra anticristo solo aparece en las cartas del apóstol Juan, donde por un lado hace referencia a la manifestación, prevista para el fin de los tiempos, de un adversario decisivo de Jesús1 y, por otro, a la anticipación de esta manifestación en la acción de apóstatas que reniegan del cristianismo.
Pese a su provocativo título la obra El Anticristo de
Nietzsche dista de estar relacionada con el personaje bíblico del
Apocalipsis o con cualquier asunto satánico o diabólico. En realidad Nietzsche
realiza una diatriba -una obra polémica y especialmente ácida- pero no
contra la figura de Jesús Nazareno sino contra el cristianismo, pero no
contra cualquier cristianismo sino contra el cristianismo paulino -el
que surge a la sombra de Pablo- y contra su institucionalización
posterior -que considera directamente vinculada a las ideas de Pablo-.
El subtitulo de la obra resulta mucho más adecuado respecto a su contenido que el título en sí mismo, es subtitulo es Maldición sobre el cristianismo,
y aunque no se ahorra truculencia al definir el contenido a través de
la palabra “maldición” eso resulta más exacto en relación a la intención
y contenido de la obra que la idea de un ataque a la figura de Jesús
que no existe.
En puridad lo que se encuentra en El Anticristo de
Nietzsche es una virulenta crítica hacia el cristianismo -y de rebote
hacia el judaísmo- como religión, y no solo como religión en cuanto a su
doctrina -que ataca al vitalismo de Nietzsche y a lo que el filósofo
considera como auténticos valores- sino también en cuanto a Iglesia
institucionalizada, y aquí el autor no hace diferencias entre ramas del
cristianismo, deplora tanto el entramado institucional católico como el
protestante o el greco-ortodoxo, no hay diferencia alguna en ese
sentido.
Una clave de la obra se encuentra en la sucesión de
título y subtítulo, Nietzsche utilizó diversos sobrenombres para
referirse a sí mismo, un era “el Crucificado”, otro “Dioniso” y un
tercero “el Anticristo”. Es, pues, Nietzsche quién asume en primera
persona el discurso que desarrolla en su obra y es de su propia boca de
la que sale esa “maldición sobre el cristianismo”.
La diatriba se
dirige no solo a la religión sino más específicamente a sus difusores y
sostenedores, aquellos a los que el filósofo llama “clase sacerdotal”,
en ese punto es donde centra toda su artillería pesada, y no hace
demasiada distinción entre el sacerdocio cristiano o el judío, al que
considera antecesor del cristiano. Es preciso hacer una aclaración en
este punto, Nietzsche, pese a cierta mala fama cosechada con
posterioridad, no es en absoluto antisemita, su antagonismo con el
judaísmo como con el cristianismo lo es puramente por la vía
religioso-institucional y, en realidad, es más exacto definir su postura
como anticlericalismo.
Los valores
Naturalmente
también tiene una crítica de fondo a los valores que difunde ese
clericalismo, pero esa crítica se centra más en los valores que entiende
se anulan que por los que se profesan en sí -aunque los desprecia
abiertamente-. El autor considera que esos valores cristianos,
que se centran en lo que considera la defensa de la “masa”, el
igualitarismo y el escapismo de la realidad a través de la promesa de un
mundo ultraterreno, reprimen los relacionados con la exaltación de la
vida en el mundo -la fortaleza, la pasión, lo natural, entre otros-.
A
su vez, considera esos valores como “aristocráticos”, pero aquí entra
en juego una de las muchas ambigüedades de Nietzsche o, mejor dicho, de
los distintos significados que aplica a los términos, porque, para
Nietzsche, lo “aristocrático” es oposición de lo “burgués” que, a su
vez, identifica con la “masa” como negación del individuo y a los
valores colectivos -de ahí su rechazo al igualitarismo- que priman por
encima de los individuales.
El considerar que la sociedad burguesa
y sus valores colectivos se sustentan en el cristianismo es lo que le
lleva a su diatriba respecto a este último, y no tanto lo que el
cristianismo tiene de consuelo en esta vida con sus promesas de vida
futura. En ese sentido es elocuente su buena opinión sobre el budismo,
que entiende que aunque sirva como “consuelo” carece de las
“contraindicaciones” que, para él, conlleva el cristianismo.
La imagen de Jesús y Pablo
Es
interesante observar su buena opinión de la figura de Jesús Nazareno,
aparentemente contradictoria con el contenido de su obra, pero es que,
como se ha indicado, Nietzsche no carga contra Jesús carga contra Pablo y lo que piensa que significa.
Veamos que dice de Jesús: “Este
dulce mensajero murió como vivió, como enseñó, no para redimir a los
hombres, sino para mostrar cómo se debe vivir. Lo que dejó como legado a
la humanidad es una práctica: su actitud frente a los jueces, esbirros,
acusadores y cualquier clase de calumnia y de escarnio, su actitud en
la cruz. No resiste, no defiende su derecho, no da un paso para alejar
de si la ruda suerte, antes por el contrario, la provoca... Y ruega,
sufre, ama con aquello, en aquellos que hacen el mal... No defenderse,
no indignarse, no atribuir responsabilidad... Pero igualmente no
resistir al mal, amarlo...” Evidentemente si no se trata de una opinión especialmente exaltada no se trata tampoco de una opinión negativa, ni mala.
Muy diferente es, sin embargo, lo que opina de Pablo: “En
Pablo se encarna el tipo opuesto al de buen mensajero, el genio del
odio, de la inexorable lógica del odio. ¿Qué ha sacrificado al odio este
disangelista? Ante todo, el redentor: le clavó en la cruz (…) Pablo
quiere el fin, por consiguiente, quiere los medios... Lo que él mismo no
creía, lo creyeron los idiotas entre los cuales sembró él su doctrina
(…) con Pablo, el sacerdote quiere una vez más el poder; sólo podía
servirse de ideas, teorías, símbolos con los que se tiraniza a las masas
y se forman los rebaños”.
Para Nietzsche, Jesús, es una
figura de un “buen” y “dulce” mensajero, Pablo no, Pablo es la
encarnación del clero y su institucionalización, que actúan por odio -a
los verdaderos valores vitales e individuales- y por ansia de poder, su
medio es el control y la “tiranía” sobre las masas, que es a la vez la
fuente de poder de esta “casta sacerdotal” y el objeto de su dominio.
LITERATURA VENTAS POR MAYOR editorialpubligrafica@gmail.com
viernes, 14 de octubre de 2016
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